Alemania, Turquía y el control de los refugiados

A pesar de que ha sido una conversación larga y profunda, no ha trascendido públicamente nada concreto de lo que han tratado. Este ha sido el resultado de la cita entre la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. En la rueda de prensa después del encuentro, que ha durado dos horas y media, que se esperaba tensa, el rifirrafe más grande ha tenido lugar en torno a la libertad de prensa y sobre si tiene sentido definir el terrorismo como “islamista” o no. Merkel ha prometido más cooperación en la lucha antiterrorista y la llegada cercana en el tiempo de los fondos prometidos para atender a los refugiados.

Este encuentro ha transcurrido en un tono cordial pero sin grandes aspavientos, como cabía esperar. Angela Merkel, fría como de costumbre, ha saludado al controvertido jefe de estado, que tampoco se ha mostrado muy cordial. El pomposo palacio presidencial de Bestepe, en Ankara, ha acogido el choque de trenes entre los dos líderes. Había muchos temas de los que hablar y la mayoría espinosos. De puertas afuera han escogido la discreción, pero la carencia de anuncios de medidas concretas hace creer que las desavenencias siguen siendo una realidad.

“Hemos tenido la oportunidad de tratar cuestiones militares, políticas y comerciales”, ha declarado Erdogan, y ha destacado el interés en “seguir incrementando” los cerca de 32.000 millones de euros de volumen bilateral de negocio. Alemania es uno de los principales clientes de los turcos y el primer país en afluencia turística en Turquía. En su primera visita después del golpe de estado fallido del 15 de julio, Merkel ha apoyado a la sociedad turca.

“Con aquel [intento de] golpe, vimos que el pueblo turco apoyó a la democracia y a las reglas democráticas en Turquía”, ha insistido Merkel, que ha aprovechado para lanzar un dardo a los turcos: “Es exactamente por eso que, en esta fase decisiva, es importante que las libertades de opinión se respeten y, en relación con esto, hemos hablado sobre libertad de prensa”. “La oposición también es parte de la democracia”, ha insistido Merkel refiriéndose a las presiones masivas posteriores al golpe contra los opositores.

Dos países con una relación tensa

Erdogan no ha replicado, pero a buen seguro que, en privado, el presidente ha repasado la lista de agravios que desde hace meses llevan él y los miembros del gobierno turco. Alemania, donde viven 3 millones de personas de origen turco, es también una de las bases en Europa de la cofradía del teólogo Fethullah Gülen. Es, además, refugio y centro de captación de militantes del grupo armado kurdo PKK y del marxista-leninista DHKP/C, considerados “terroristas” por Turquía y la UE.

Desde el verano, cerca de 40 militares turcos de alto rango que han trabajado para la OTAN en Alemania han pedido asilo en aquel país. Turquía, que acusa a Berlín “de alojar terroristas”, pide la extradición. En un caso similar, el Supremo griego rechazó hace una semana devolver 8 supuestos golpistas. “Si Grecia y Alemania continúan con su actitud negativa con Turquía, entonces Turquía no tiene ninguna otra opción que relajar la mano con los migrantes”, ha alertado Ilnur Cevik, asesor presidencial, refiriéndose a suavizar el control de las fronteras y dejar vía libre hacia las islas griegas. Erdogan no ha añadido nada más.

Merkel ha defendido la independencia de los jueces alemanes. “Necesitamos pruebas para avanzar. Nuestros tribunales decidirán a partir de pruebas. Tenemos que respetar la independencia y las decisiones de los juzgados”, ha dicho. En relación con esto, la líder alemana ha apostado por “la separación de poderes” al ser preguntada por la conversión de sistema parlamentario a presidencial que Erdogan quiere aprobar vía referéndum. “La oposición no dice la verdad”, ha apuntado el presidente, y ha asegurado que, en su proyecto, “la justicia hará sus funciones”.

La confrontación final entre ambos mandatarios ha sido terminológica. Merkel y Erdogan han subrayado el acuerdo para afrontar “todos los tipos de terrorismo”. Con todo, el turco ha reprochado a la cancillera que haya usado el término terrorismo islamista. “El terrorismo no se puede vincular al islam. Personalmente, como presidente musulmán, no lo puedo aceptar”, ha afirmado el presidente turco. La cancillera ha intentado calmar las aguas: “La libertad de religión es muy importante como parte de la democracia. Hay una diferencia entre islam e islamismo”.