Ciudades refugio ante la crisis de refugiados

Estas semanas se está viviendo en Europa una situación que hacía tiempo que no se veía: más de 3 millones de personas de Siria han dejado sus casas y se han convertido en refugiados. En algunos países como Líbano o Jordania ya no tienen suficientes recursos para acogerlos a todos (en Jordania hay el segundo mayor campo de refugiados del mundo con más de 100.000 personas).

Refugiados y ciudades refugio

La situación es muy grave. Hay miles y miles de niños y familias que no tienen donde pasar la noche ni prácticamente comida, además de las muertes que se ha cobrado ya la guerra y el conflicto en sí.
Algunas ciudades europeas ya empiezan a notar los efectos de la ola migratoria y es por eso que muchos dirigentes y entidades están alzando su voz para poder crear ciudades refugio para todas aquellas personas que se encuentran en tan nefasta situación.

Un ejemplo es el Ayuntamiento de Barcelona, que hace unos días publicó una carta junto las ciudades de París, Lampedusa y Lesbos para invitar a las diferentes ciudades europeas a adherirse a la red de poblaciones dispuestas a acoger personas refugiadas. Se trata de un manifiesto en el cual se remarca principalmente la responsabilidad que tiene Europa para garantizar el derecho de asilo y presionar para que los diferentes estados que conforman la Unión Europea abrir sus puertas y dejen de blindar las fronteras.

Uno de los motivos para hacer pública esta carta es la sólida y firme opinión de que las ciudades del viejo continente estamos preparadas y tenemos espacio de sobras para acoger a estas personas, por lo que no debemos esperar mucho más ni dejar que se repitan las imágenes que se ven a diario por televisión.

A día de hoy las políticas exteriores de la Unión Europea están siendo revisadas. Una situación de este tipo es sin duda una emergencia y no se trata de que unos pocos países asuman toda la responsabilidad, porque entonces las infraestructuras se vuelven limitadas y no se puede dar la respuesta necesaria. Se deben establecer cuotas para saber cuántos refugiados puede absorber cada país sin que ello repercuta demasiado en la infraestructura existente.
Según el propio ayuntamiento, no se trata de un hecho de caridad si no de garantizar que se respeta un derecho humano básico, que es el derecho al asilo. De momento ya son varias ciudades españolas las que se han unido al manifiesto, como Zaragoza, Cádiz o Santiago de Compostela.

A día de hoy las cosas están tensas, puesto que Hungría ha declarado el estado de emergencia e incluso está dispuesto a imponer penas de prisión a los sinpapeles (personas que intenten cruzar la frontera sin los papeles necesarios para hacerlo). Por otra parte, Alemania y Austria están cerrando fronteras. Se trata de la mayor (y peor) crisis migratoria que vive Europa des de que acabó la segunda Guerra Mundial.
La mayoría de estas personas están intentando buscar la manera de llegar a un país en donde puedan estar a salvo, ya sea cruzando campos, mares, vías o buscando agujeros en las redes que separan los países.

El tratado de Schengen

Por último, un apunte sobre este acuerdo: el Tratado de Schengen se firmó en 1985 y en 1990 para suprimir las fronteras existentes entre países de la Unión Europea. El objetivo principal era, y es, que los ciudadanos de los países que formaban parte de ella pudieran circular libremente (libre circulación de bienes, servicios, capital, trabajadores y viajeros). A efectos prácticos entró en vigor en el año 1995, y con el paso de los años se han ido uniendo más países, haciendo un total de 400 millones de habitantes en una superficie de 4.312.099 kilómetros cuadrados.

Con el tratado de Schengen se eliminaron también los controles fronterizos y se reforzaron las fronteras exteriores, creando políticas comunes para los extranjeros como el visado Schengen, que permite estadas temporales en países de la Unión.

De momento tanto Alemania como Austria han suspendido temporalmente el tratado de Schengen en sus respectivos países como protesta para que los demás países de la Unión acepten la cuota de acogida que les pertoca.