Datos sobre la evolución de la exportación

No es un secreto decir que las exportaciones están cada vez más en auge y que nuestro país no se ha quedado atrás con ello. España durante el 2015 alcanzó la gran cifra de los 250.000 millones de euros, algo que se ha convertido en un récord histórico y que sitúa nuestro país como uno de los que más exportan y más venden en el exterior (se ha convertido en un tercio del PIB). No son cifras casuales: ya hace seis años que se ha ido creciendo de forma constante, aunque sí que es cierto que la actividad se ha concentrado en las empresas más grandes, que son las máximas beneficiadas de este movimiento exportador que ya hace años que dura.

Apunta esta noticia que según las estadísticas anuales que hace el Ministerio de Economía hay desequilibrios en lo que a actividad exportadora se refiere. Estos son algunos de los datos:

  • Al cerrar el año 2015, había un total de 147.378 empresas exportando bienes a otros países, siendo más de la mitad (68%) las que exportaban una cantidad inferior a los 50.000 euros anuales.
  • Por contraste, hay un 0,1% del total (107 empresas) que han facturado más de 250 millones de euros a lo largo del año. En términos comparativos y totales, se podría decir que las 100 compañías que más venden son las que se llevan el 40% del mercado exterior, lo que significa que todo el resto (60%) se reparte entre las 147.278 empresas restantes.

No dejan de ser datos impactantes y ciertamente preocupantes por la asimetría que generan. Entre 2010 y 2015 en nuestro país la actividad exportadora ha aumentado considerablemente, pero prácticamente se ha concentrado en una limitada concentración de empresas (el 75,1% del aumento en venta exterior se ha concentrado en estos últimos 5 años en menos de 600 empresas, que son las que facturan más de 50 millones al año).

¿Por qué tanto desequilibrio?

Una de las razones principales se encuentra en que la mayoría de empresas de nuestro país son pequeñas. Tener un país en donde el 90% de las empresas son pymes condiciona mucho, ya que no se tiene  suficiente capital ni recursos para hacerlo a gran escala. Cuesta mucho para una empresa pequeña poder competir con las grandes, y más si debe hacerse a escala internacional. Una de las principales dificultades se encuentra en la posibilidad de pedir crédito, innovar o contratar personal.

Hay incluso otro dato impactante: dos de cada tres empresas exportadoras (de las grandes, de las que facturan más 50.000 euros al año) solo tienen actividad en dos países. Se trata de algo curioso que no es nuevo, ya que es una tendencia que se va repitiendo desde hace ya cinco años. Sí que es verdad que cuanto mayor es la inversión a más países se puede llegar (algunos están presentes incluso en 42 países diferentes) pero la gran mayoría lo hace solamente en dos países.

Por último, añadir que también se ha notado un crecimiento en los exportadores de carácter regular, esos que realizan actividades de forma periódica, especialmente en las empresas más pequeñas (las que exportan por un valor total entre los 5.000 y los 50.000 euros). Aunque sean medianas o pequeñas y su actividad sea inferior al resto, no cabe duda de que son muchas y que juntas forman parte del tejido empresarial del país. Obviamente tiene sus inconvenientes pero no es malo (de hecho, es muy bueno) que un país tenga este tipo de empresas, y hay que crear medidas económicas y generales para ayudarlas a o caer y poder salir adelante.