A pesar de estar en el siglo XXI, la discriminación sigue siendo uno de los temas más relevantes a tener en cuenta. Precisamente, asumir una mirada menos reduccionista de algunas cuestiones es lo que abre el abanico cultural y deja de lado a la hostilidad hacia el Otro, la cual ha hecho estragos en la historia de la humanidad.

La Otredad es un concepto muy utilizado en las Ciencias Sociales, sobre todo en la antropología, mediante el cual se reconoce a un individuo como diferente simplemente por formar parte o tener una cultura diferente. Es a partir de dicha posición, que se construye o se asume su identidad y también la propia.

Si bien la otredad en sí misma no significa la estigmatización del otro, sino una pluralidad cultural que enriquece la convivencia con un otro distinto a mí, muchas veces las diferencias sociales, económicas, políticas, culturales e ideológicas se han tomado como excusa a lo largo de la historia para ejercer la violencia.

El etnocentrismo: la otra cara de la misma moneda

Etnocentrismo es un concepto antropológico que describe una mirada absolutamente reduccionista de un grupo social determinado, para interpretar la realidad a partir de sus propios parámetros culturales. Justamente, el etnocentrismo considera que la propia etnia, con sus prácticas culturales, es superior y mejor que las de otros grupos. De esta manera, cualquier cultura que no comparta, ni las costumbres, ni las creencias, ni la ideología, ni tampoco el lenguaje, se lo considera absolutamente inferior.

A lo largo del tiempo y durante muchos años de la historia de la humanidad se ha utilizado el etnocentrismo como la excusa extraordinaria a partir de la cual se ha justificado la violencia y la opresión de diversas culturas de diversas culturas.

Situación actual de la discriminación

Si bien en la actualidad el respeto por el otro ha avanzado a pasos agigantados, todavía queda un rastro de violencia implícita, la cual se ve reflejada a través de actos de discriminación de menor tenor.

Sin embargo, un acto de discriminación puede ser lo suficientemente sutil, y pasar desapercibido por la sociedad en su mayoría. Esto se debe al proceso de naturalización de concepciones absolutamente hegemónicas imperantes en el sistema social y cultural reinante en el imaginario colectivo.

Justamente, un acto de discriminación hacia una persona nacida en otro país puede ser absolutamente común y no ser tan visible porque no se ha utilizado la fuerza física. Sin embargo, la violencia en sí misma no corresponde solamente al uso de la fuerza para hacer daño, sino que también existe una violencia psicológica que a partir del establecimiento de ideas preconcebidas y hegemónica, además de reduccionistas, se puede establecer un mundo simbólico que excluye de manera significativa a todo aquel que es diferente, al Otro.