En unas semanas va a decidirse el futuro de los Estados Unidos y, por defecto, del mundo entero. Una de las primeras potencias mundiales vivirá una nueva jornada de elecciones, eso sí, son las primeras en muchos años en las que muchas cosas están en juego.

Ha quedado demostrado que el dinero es muy poderoso a la hora de enriquecer una campaña electoral, y que en Estados Unidos puedes no tener una gran carrera en política o muy buenos modales, que si tienes el dinero necesario para arrancar una campaña, puedes con todo y más, convirtiendo en muy reales las posibilidades de salir elegido presidente de los Estados Unidos de América.

Donald Trump representa ese ejemplo, y es que nos encontramos ante unas elecciones marcadas por dos personas muy polémicas, con unos ideales muy directos y que no se amedrentan ante nada. Hillary Clinton también ha recibido críticas en el seno de su propio partido por su forma de actuar cuando trabajaba como Secretaria de Estado, así que será un momento difícil, intenso y muy convulso para uno de los países más avanzados del mundo.

La inmigración, tema clave

La inmigración ha sido, sin duda alguna, el tema clave de esta campaña electoral, con unas opiniones populistas y muy extremas por parte de Donald Trump que han incendiado las redes sociales. La comunidad inmigrante, que incluye muchísimas culturas y países, se ha asentado en Estados Unidos de una forma más que evidente. La latina es la comunidad más grande, debido a su frontera con Mexico y cercanía con el resto de países latinoamericanos, por eso mismo, alimentar las diferencias entre los americanos originales y los inmigrantes solo ha hecho que aumentar la brecha entre demócratas y republicanos.

¿Han ayudado los inmigrantes a convertir a Estados Unidos en un gran país y en toda una potencia mundial? Es evidente que sin mucha mano de obra de personas que venían de otros países la cosa hubiera sido muy diferente. Veamos las posturas tanto de Hillary Clinton como de Donald Trump ante un tema tan intenso como polémico: los inmigrantes y la inmigración en Estados Unidos.

Donald Trump, republicano

Donald Trump lo tiene claro: quiere a todos los inmigrantes fuera de su país, vengan de donde vengan. Su primer gran hito como presidente quiere que sea construir un muro que separe Estados Unidos de Mexico, que asegura que Mexico va a pagar y que servirá para evitar que tantos inmigrantes se “cuelen” en su país para buscar trabajo y, en definitiva, una vida mejor.

Además de los comentarios homófobos y racistas de los que hace gala tanto en televisión como en todos los mitines de la campaña, Donald Trump realiza una cruzada personal contra los inmigrantes, a los que desea lo mejor pero fuera de las fronteras de su país.

Su visión dura le ha costado muchísimas críticas pero a la vez el alzamiento de una legión de seguidores que piensan como él y que sienten que no les habían escuchado hasta ahora, por lo que sus opiniones no son solo suyas sino de muchas otras personas.

Hillary Clinton, demócrata

Hay que dejar claro que en muchos aspectos de la inmigración, Hillary Clinton se ha limitado a rebatir las duras y explícitas opiniones de Donald Trump, un hombre que está tan seguro de sí mismo que ha asegurado que podría disparar a alguien en pleno Times Square y aún y así, la gente seguiría votando por él.

Clinton siempre ha tenido claro que expulsar a inmigrantes del país que les ha dado cobijo y trabajo no solo sería contraproducente para la economía de los Estados Unidos, sino que a nivel personal le parecería inhumano. Esto colocaría al país en una situación complicada, separando familias cuyos hijos sí han nacido en Estados Unidos y son, por lo tanto, ciudadanos estadounidenses, además de acabar con muchísimos puestos de trabajo de personas que trabajan día a día muy duramente como cualquier otro ciudadano responsable.

Hillary Clinton también tiene muy clara su opinión respecto al cambio climático y el terrorismo, dos de las mayores preocupaciones de la ciudadanía. Por eso representa la visión menos extremista de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos.