Cuando una empresa quiere abrir negocios en el exterior, ya sea para ampliar cuota de mercado e ingresar más, por ejemplo; hay varias cosas que deben tenerse en cuenta. Se trata de un proceso que en según qué países puede ser más largo o más corto, pero que aún así siempre habrá unos pasos necesarios que deberán seguirse para poder llegar a buen puerto.

Estos son algunos de los pasos que serán necesarios:

Habrá una serie de servicios que se tendrán que tener también en cuenta, ya que según lo que queramos y nuestra idea de negocio, podremos contratar o no. Estos servicios serían por ejemplo el de inteligencia competitiva, el de contratar a una agencia de comunicación, una empresa de formación, la posibilidad de tener una página web o contratar servicios de posicionamiento web, abogados para seguir el tema, selección de personal (si queremos o no externalizarlo), servicio de traducciones, transporte internacional, etc.

Es importante pensar siempre en clave de negocio. Hay algunas cosas que se pueden ofrecer desde la propia empresa, pero otros que será difícil que los tengamos, por lo que tendremos que recurrir a terceros. Además es de vital importancia tener claros todos los servicios necesarios, porque son tantos los temas que se tocan que es fácil despistarse y que se pase algo por encima.

El proceso de internacionalización de una empresa es un paso gigante que requiere dedicar muchos recursos a ello. Estos recursos son a todos los niveles: recursos humanos, materiales y, sobre todo, económicos. Los altos mandos deberán trabajar de forma muy coordinada y durante un tiempo estar al máximo de las capacidades, ya que todo ello requiere una gran concentración, coordinación e implicación por parte de todos.

No sería la primera vez que una empresa fracasa en su proceso de salida hacia el exterior por culpa de no tener claro todos los recursos existentes ni la posibilidad de contratar empresas externas para realizarlos. En cambio, una buena organización y planificación puede llevar a la empresa al éxito si se hace un buen seguimiento y un buen uso de los recursos existentes.

Optad siempre que podáis por empresas integrales que ofrezcan varios servicios a la vez. Será más fácil de coordinar y de llevar el control. Muchas veces el problema es la excesiva fragmentación, por lo que acaba siendo más trabajo el tener que coordinarlo todo que si lo hubiéramos hecho nosotros mismos desde un buen principio.

En la medida que sea posible, escoged también empresas con gran proyección internacional, que tengan años de experiencia y que, sobre todo, conozcan bien al país al cual nos queremos dirigir. Cada zona geográfica tiene sus pros y sus contras, así como una legislación cambiante. Si la empresa tiene experiencia de éxito en la zona, es una garantía más de que la cosa va a salir bien.

Pensad siempre en todo lo que se tiene entre manos: no podéis confiar en una empresa que tenga críticas negativas o que no tenga suficiente experiencia en el sector o en el país. Además, cuando una empresa sabe lo que se hace, también es más fácil contactar con otros servicios que faltan y que ella no ofrece, porque se ha encontrado anteriormente con esta situación y a sabe a qué puerta llamar.