Quizá conozcáis a personas que se han ido una temporada al Canadá, Australia o Nueva Zelanda -entre otros- a trabajar durante un periodo de tiempo. Esto es posible de una manera más o menos “fácil” y legal gracias a la “Work VISA”, antes llamada “work permit”.

Trabajar en Nueva Zelanda

Tal y como cuentan en esta web, es importante no confundir la “working holiday” con la “Work visa” (de la primera ya hablaremos en otra ocasión, pero destaca la posibilidad de trabajar allí durante un año). La work visa, que es la que aquí nos interesa, es la que permite que, si encontramos un trabajo de carácter estable, nos podamos quedar más tiempo. Muchas personas que empiezan con una working holiday acaban pasándose a la segunda modalidad gracias al hecho de haber encontrado trabajo allí.

¿Qué hay que tener en cuenta?

Si os interesa ir a trabajar a Nueva Zelanda, lo más aconsejable es que primero habléis con personas que ya están allí. Ellos os podrán informar de primera mano sobre cómo está el tema laboral, qué condiciones se ofrecen y qué posibilidades hay de que te amplíen o no el permiso. Lo mejor es llegar con un working holiday tal y como hemos dicho al principio del artículo: hay convocatorias anuales y si te toca (ya que más que nada es una cuestión de suerte y ser extremadamente rápidos) podrás ir para allá y conocer tú mismo el país. Una vez allí, lo que tendrás que hacer es buscar trabajo y demostrar que eres válido para que se te quieran quedar.

Podéis ser optimistas: un alto porcentaje de personas que han ido a Nueva Zelanda con esta situación de partida han podido quedarse ya que en su trabajo se han mostrado interesados en él o ella. Pensad que se trata de un país bastante grande y con una densidad de población un poco más menor de lo que estamos acostumbrados, por lo que la demanda laboral es bastante fuerte y siempre hace falta refuerzo externo.

Así qué, ¿os animáis a probar suerte? ¡Los paisajes de Nueva Zelanda son absolutamente bellos y os están esperando!